Hay músicas que te llevan lejos, en el tiempo y en el espacio. A veces basta una canción, una nota apenas. O un largo viaje. Un par de horas sentada en un tren, escuchando música y recordando.
El mar Adriático va cambiando de color a medida que el tren sube: en Puglia es hermoso, cristalino, celeste; ya en Marche se torna verdoso, menos cristalino. En Romagna, pasa a ser turbio, pero qué bello es este mar! Celeste, verde. Verde como tus ojos, celeste como mi alma.
El mar de la Puglia, celeste, cristalino - 2012 bsz |
Te pienso desde lejos, más cerca de tu tierra ahora, pero lejos. Siento la conexión que nos une, la veo, ¿será una imaginación mía? ¿Cómo conciliar este vínculo que me ata a vos con mis ganas de libertad? Algunos hablan de amor, sin embargo para mí es otra cosa, si bien todavía no sé bien qué es. Hace ya un año y medio que trato de descubrir qué es lo que me une a vos, pero no logro descifrar nuestro código.
Hoy me sorprendiste una vez más, siendo el mismo de siempre casi que podía adivinar tus pasos. Tus bromas predecibles y tus preguntas de guión me hicieron sonreir. ¿Cómo querer olvidarte si seguís siendo aquel chico algo tímido pero encantador, todo risas y miradas cómplices? ¿Cómo tratar siquiera de enterrar esa parte de mi vida, en la que nos conocimos y fuimos grandes juntos?
El tren para en Pesaro, sube un pasajero y se sienta a mi lado. Es un muchacho joven, de unos treinta y pico y con un fuerte acento romano. Hace calor y su rodilla toca mi pierna. Miro el mar, verde y tranquilo, sin moverme. Nos quedamos un largo rato así, yo escuchando a Ben Harper, y él jugando con su celular. Mi mente me lleva a otros lados ya pisados, aunque poco explorados. Imágenes muy sugestivas se me aparecen de repente: cuerpos entrelazados, músculos contraídos de placer, gemidos entrecortados en el oído. Lo miro de reojo, su rodilla sigue ahí. Hace calor, pero no me animo a moverme. El guarda entra a la cabina y pide los boletos, nuestras piernas inevitablemente se dividen, así como las figuras en mi mente hasta esfumarse completamente.
A veces me basta una canción para pensar en vos y sonreir. Y a veces es suficiente un roce o un cruce de miradas para alejarme de tu recuerdo y seguir viajando sola.
Algunos hablan de amor, sin embargo para mí es otra cosa.
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