lunes, 18 de febrero de 2013

Los fuegos



No hay dos fuegos iguales, dice Eduardo Galeano.

No, claro que no. 
Cada fuego se enciende de forma distinta: algunos empiezan rápidamente con un combustible y una fuente de calor, otros luego de mucha constancia de frote con una piedra o una rama, pero muy pocos son los que nacen de dos miradas que se cruzan. Son estos últimos, los fuegos del alma, esa gran llama interior que todo lo alumbra y quema la piel como el sol en pleno verano. 

No hay dos fuegos iguales, hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores


Me pregunto qué ocurre con todos esos fuegos que vamos encendiendo a lo largo del camino. Muchos se extinguen poco a poco, agonizando; otros sobreviven en las brasas aún rojas que algún día fueron llamas altísimas; algunos se dispersan dividiéndose en muchos fueguitos pequeños, tal vez insignificantes. ¿Los hay eternos, que perduren a través del tiempo y del espacio? ¿Los hay constantes, apacibles, calmos? ¿O el fuego es fuego por ser potente y arrasador, pero a la vez efímero, tan efímero como el soplido del viento que lo apaga?


1 comentario:

  1. Me encantó tu blog. Tiene un no sé qué que a mí me gusta mucho...
    Un beso.

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