jueves, 14 de junio de 2012

Sueños de ayer y de hoy

Hay un adolescente muerto de frío en la foto que tengo en la mano, la piel de gallina lo delata. Debe ser Mar del Plata, el agua del mar en esas playas suele ser poco cálida incluso en verano. Él está ahí parado frente a la cámara y sonríe en blanco y negro.
Me pregunto en qué piensa ese joven, porque desconozco sus inquietudes. ¿Con qué soñará? Tal vez con ser jugador de fútbol, o con recorrer el mundo. ¿De cuántas mujeres se tendrá que enamorar hasta dar con la persona indicada? 
Cuanto más lo miro, menos puedo dejar de interrogarme sobre sus sueños porque todos tenemos sueños, y todos, de alguna manera u otra, queremos que se cumplan. Sin embargo, la mayor parte de nosotros no hace todo lo posible para que esos sueños se vuelvan realidad, seamos sinceros: creo que en un punto, simplemente nos cansamos y dejamos de correr tras esa idea que en algún momento nos iluminó los ojos y el alma; y así la vemos alejarse de nosotros, de a poco, lentamente, hasta que un día ya es un puntito lejano, inalcanzable.

Ese chico sonriente con piel de gallina, ¿habrá cumplido sus sueños? ¿Habrá corrido lo suficiente detrás de ellos? ¿Seguirá soñando? Quizás los sueños viejos mutaron en sueños nuevos, no hay de qué avergonzarse. 

foto de Ozer Kurt
En el Día del Padre, no puedo dejar de preguntarme todas estas cosas sobre ese joven que fuiste y que seguis siendo, papi.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario